Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1888-1889 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 15 de diciembre de 1888
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Gamazo
Número y páginas del Diario de Sesiones: 13, 224-225
Tema: Interpelación del Sr. Romero Robledo sobre la solución dada a la última crisis ministerial

Para decir muy pocas a mi amigo el señor Gamazo, en rectificación a sus últimas palabras, que por lo demás no tengo nada que añadir.

Si en efecto una tendencia de la mayoría se pudo creer desairada en la composición de una candidatura, todavía eso podía haber tenido remedio, y seguramente lo hubiera tenido, si en la buena amistad que ha mediado siempre y media hoy entre el señor Gamazo y yo, el Sr. Gamazo me hubiera dicho algo de esa preterición, que indudablemente fue involuntaria, yo se lo puedo asegurar a S.S. Y sobre esto no quiero decir más.

Yo creí en las diversas conversaciones que he tenido con el Sr. Gamazo, que han sido más de una, respecto de las cuestiones económicas, y si no acerca de éstas, respecto de las cuestiones políticas, porque siempre que nos hemos visto el Sr. Gamazo y yo, aunque no tantas veces como deseo, puesto que tengo [224] siempre mucho gusto en conversar con S.S., siempre hemos hablado de las cuestiones económicas, porque son las que más preocupan a S.S., y también de las cuestione políticas; yo creí, repito, que más de una vez le había dicho al Sr. Gamazo: "Pues ¿por qué no viene Vd., al Ministerio de Hacienda a realizar esas ideas? Porque yo tengo tal confianza en la prudencia de Vd., que estoy seguro de que no realizará más que aquello que convenga al interés del país". Y si no se lo he dicho tan terminantemente, mi deseo es que su señoría venga a realizarlo.

Por lo demás, yo no tengo nada que añadir; yo creo que el Sr. Gamazo se habrá convencido de que no tuve intención ninguna de ofender a S.S. en la sesión de ayer; que todo mi deseo era evitar un mal, no que haya producido el Sr. Gamazo, sino un mal que va marchando y que puede tomar proporciones que hagan imposible la vida de todos los Gobiernos. Y en ese sentido, y en términos generales, hablé ayer y condené cierto procedimiento en tesis general, como estoy dispuesto a condenarlo siempre, y como ahora lo condenaré con más energía que hasta aquí, porque veo que va tomando proporciones, y si para algunos Sres. Diputados no tiene importancia, la tiene para mí muy grande por las consecuencias que puede producir. Porque sea de ello lo que quiera, no me puede negar S.S. una cosa: que aunque S.S. no haya tenido la culpa de la crisis, al fin y al cabo ha habido una crisis, y las crisis molestan siempre y debilitan a los Gobiernos. Como no puede negar tampoco S.S. otra cosa: que sin intención ni deseo por su parte, pero por la tenacidad, que le honra, con que defiende sus opiniones económicas en el sentido que cree conveniente para el país, sabe muy bien el Sr. Gamazo que yo tuve una divergencia con el primer Ministro de Hacienda, que forzó a salir del Ministerio al Sr. Camacho, por la cuestión de las dehesas boyales. Por tanto, bien por una causa o por otra, el resultado es que van saliendo ya dos Ministros de Hacienda, y ningún partido, ninguno, créamelo S.S., tiene hombres de sobra para ocupar el Ministerio de Hacienda; por lo que si conviene dejar un poco tranquilos a los Gobiernos para que puedan realizar sus aspiraciones, con mayor razón ha de dejarse a los Ministros de Hacienda.

Para evitar que en lo sucesivo pueda ocurrir esto, es para lo que yo hice alusión a ciertos procedimientos, y naturalmente, los condené, sin acordarme de los candidatos que cada cual ha tenido, olvidando todo lo pasado y diciendo: aquí no ha pasado nada; vamos a seguir, pero a seguir de manera que no se repitan ciertos actos que vienen en desprestigio del partido liberal y que producen el júbilo de los partidos contrarios.

Y como tengo la seguridad de que acerca de esto piensa el Sr. Gamazo como pienso yo, sin perjuicio de sostener en toda su integridad sus opiniones económicas, yo espero que me ayude S.S., para que el partido liberal no tenga nuevos contratiempos.

Y no tengo más que decir. (El Sr. Romero Robledo pide la palabra). [225]



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